No es que no las disfrute,
no es que no las quiera,
no es que no me esfuerce, tal vez,
por obtener algunas de ellas.
Aquí el tema es que
si no puedo tenerlas,
o las pierdo,
no sufriré por eso,
y si llego a sufrir por eso
entenderé que hay un apego
en mi mente
que necesito soltar.
Entonces practicaré el acto de soltar
y así estaré construyendo,
poco a poco,
mi propia libertad.