Estoy aprendiendo a diferenciar mi enojo de mi odio.
El enojo es una emoción que intenta comunicarme algo.
El odio es una historia que me hace daño.
El enojo surge para decirme cosas como:
Esto me importa
Esto es injusto
Aquí hay que poner un límite
El odio teje ideas en mi cabeza:
Esto no debería estar pasando
Esta persona me choca
Si la hago sentir mal, seguro se dará cuenta de su error
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El enojo es emocional y espontáneo.
El odio es intelectual y repetitivo.
El enojo es una ola que me sacude.
El odio es un pantano que me carcome.
Se requiere atención para notar la diferencia.
–
Cuando observo mi enojo y lo digiero con sabiduría, la cosas casi siempre terminan bien.
Cuando lo reprimo, o me dejo dominar por él, el enojo se convierte en odio. Y las cosas casi siempre terminan mal (o no terminan nunca).

También he descubierto que es importante reconocer de dónde viene el enojo para saber qué hacer con él.
- Si viene del egocentrismo (de creer que soy más importante que los demás o que mi visión es la única correcta), lo mejor es respirar y soltar. Este enojo no es nutritivo. Vale más sentirlo y dejarlo ir sin hacerle mucho caso.
- Si viene del miedo (de sentirme atacado o vulnerable) trato de identificar qué es lo importante. El enojo que viene del miedo me indica que algo me importa. En este caso procuro regalarme un trato amable mientras dejo que el enojo cese. Prefiero entregarle energía a lo que es valioso para mí en lugar de desperdiciarla en una amenaza imaginaria.
- Si viene de una necesidad no cumplida (de un profundo deseo de sentirme en paz), intento enfocarme en esa necesidad y expresarla de la manera más clara posible.
- Si viene del amor por algo más allá de mí (de un interés genuino por crear justicia y equilibrio), entonces tomo el enojo como fuente de inspiración. Este enojo es energía que puedo transformar en acciones beneficiosas.

Entonces el problema no es mi enojo, sino mi odio.
El odio es enojo no procesado, enojo reprimido. El odio es lo que me hace sufrir a mí y a quienes me rodean. El odio es lo que se roba mi paz mental. El odio es lo que me hace reaccionar de formas no saludables.
El odio se manifiesta de formas sutiles.
Una queja interna, maliciosa y nociva acerca un familiar que no hace las cosas como yo creo que debería hacerlas… eso es odio.
Pero el odio tiene tratamiento. Lo que hago es observarlo y dejar de alimentarlo. No involucrarme con él. No darle muchas vueltas. No echarle más leña al fuego.
Y de ser posible encamino mis pensamientos a lugares más bellos: al amor, a la compasión, a la generosidad, a la ecuanimidad.
Estoy aprendiendo a diferenciar mi enojo de mi odio. Porque sólo así seré capaz de vivir en paz conmigo mismo, con mi entorno y con la vida.
Se requiere de paciencia, práctica y mucha autobservación. La meditación ayuda mucho.

Ahora te pregunto:
¿Puedes diferenciar tu odio de tu enojo?
¿Puedes notar de dónde vienen tus enojos?
¿Qué intentan decirte?
¿Cómo podrías construir una relación más sana con tu enojo?
¿Qué puedes hacer con tu odio para erradicarlo de tu mente?
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Escucha el episodio de mi podcast donde leo este texto y además hablo un poco más al respecto.
Wow, pareciera que este correo llegó para salvarme, estoy pasando por algo que justo se esta convirtiendo en odio, y sí, es por reprimir, quá horrible es reprimir y que horrible es decirle al ego que suelte esto.
Gracias por esta explicación tan hermosa.
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Qué complejo es trabajar con el enojo pero cuanto viene a enseñarnos… este es de los textos que más me han gustado, gracias.
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Gracias! 🙂
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Me quedó muy clara la diferencia!
Muchas gracias 😊
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Gracias Pedro por lo hermoso que escribes. Todo lo que escribes me ayuda muchísimo. Bendigo tu ser y agradezco tu luz y la forma en que te compartes con l@s dem@s.
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A través de la claridad que me dan tus palabras puedo identificar aspectos que había pasado de largo en mi proceso y en mi práctica. Gracias querido Pedro por ayudarme a avanzar un paso a la vez, un día a la vez.
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Que bonito pedro lo que escribes, como siempre es algo que me llega a lo más profundo y que de verdad necesitaba escuchar, porque son sentimientos de los que pocas veces se habla y no nos enseñan a identificar ni mucho menos a ciestionar. En mi caso tengo que trabajar mucho en el tema, pero esto me servirá mucho como base para retomar este texto cada que lo necesite. Gracias
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