Raúl es fotógrafo, vive con Trastorno Obsesivo Compulsivo y lleva casi un año meditando como complemento a su terapia.
En esta entrevista nos cuenta acerca de su rutina de meditación y de cómo ésta le ayuda a encontrar calma en su interior.
¿Cómo es tu práctica de meditación? ¿Qué es lo que haces normalmente?
Mi práctica de meditación consta de sentarme frente a un altar puesto a mis creencias. A esto le llamo: mi propia religión.
Prendo una vela, ya sea aromática o intencionada. Si no tengo a la mano una vela aromática, enciendo una vela blanca, pues en mi mente los colores juegan un papel importante, y el blanco, como se le conoce, representa la pureza y la paz.
Posterior a que enciendo mi vela, con la misma llama prendo un incienso de copal o de sándalo, después pongo música para seguir el paso y no distraerme con algún ruido exterior. En ocasiones utilizo mantras específicos, sonidos tibetanos o naturaleza.
Ya que tengo todo listo y en orden, me acuesto porque es una postura cómoda para mí y empiezo: tres respiraciones largas y vuelvo a mi respiración normal.
Por lo regular, repito el mantra que estoy escuchando para asegurar más la concentración y así hasta que termina (la duración de la mayoría es de quince a veinte minutos), una vez que termino, inhalo profundo tres veces y agradezco.

¿Qué te motivó a empezar a meditar?
Soy una persona que desde niño lidia con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC puro), esto, al no tratarlo nunca, me causó ansiedad generalizada y un cuadro mínimo de depresión.
Por varios años me recomendaban hacer yoga o meditar, pero como tu mente esta a mil por hora cuando tienes un trastorno de este tipo me negaba a intentarlo y si lo intentaba, me rendía, me daba mucho miedo cerrar mis ojos y ver situaciones catastróficas dentro de mi cabeza.
Cerrar los ojos implicaba que, en lugar de blanco veía negro ¡y eso me asustaba mucho!
Hace un año que decidí tomar terapia y como complemento, me atreví a dar el paso, poco a poco, de sentarme y contemplar el espacio donde ahora comúnmente medito.
¿Qué cambios has notado en tu vida desde que meditas?
Aún y cuando no llevo más de un año meditando y aunque a veces me da miedo cerrar los ojos, me ha ayudado a controlarme y a entender poco a poco el sentido del presente y no del futuro. Muchos se aferran al pasado, yo me aferro al futuro (¿raro?).
También he logrado respirar en situaciones donde mi ira está al tope y me controlo. Sigo siendo humano y obviamente me tengo que enojar, pero no al extremo.
También he logrado mantener mi espiritualidad equilibrada: no tan lejos, no tan extremista.
¿Cómo consideras que la meditación ha beneficiado la relación que tienes con tu trabajo creativo?
¡Uf! He de confesar que en ocasiones si me siento muy agüitado y con ganas de ya no practicar la fotografía, pero manteniendo la respiración sé que todo va a salir bien -tal vez no a la perfección- y me obligo a hacerlo (haha, esto lo aprendí de mi psicóloga para reconectar).

¿Algún consejo le quieras dar a alguien que tenga ganas de empezar a meditar?
El único consejo sería obligarse a hacerlo, si estás interesado, claro. No es fácil pero tampoco es complicado.
Mi consejo sería más dirigido a las personas extrovertidas, porque, sé que la mayoría de los extrovertidos nos aburrimos fácilmente y esto nos hace que abandonemos cualquier actividad que no nos da un resultado rápido.
Plus: utiliza música, la que tú desees, consigue unas velas de colores, el color que más te llame la atención y te haga sentir cómodo y feliz.
Si son más de tres colores, adelante (asegura apagarlas unos minutos después de la meditación) y si no quieres utilizar incienso, utiliza tu difusor con algún aceite del olor que más te agrade, eso también ayuda a que te sientas cómodo.
Deseo desde lo más profundo de mi corazón que encuentres esa paz y equilibrio que estás buscando. Un abrazo.

Puedes seguir el trabajo fotográfico de Raúl en:
instagram.com/ojosaluniverso o ojosaluniverso.tumblr.com