La vida nunca dejará de ser caótica.
El caos es inherente a la vida. Es natural. Es inevitable.
Siempre habrá problemas
Siempre habrá eventos inesperados
Siempre habrá pérdidas
Siempre habrá imperfección
Siempre habrá algo que nos hará tambalear
A veces olvidamos esto y vamos por la vida buscando que «todo esté en orden»
Creemos que cuando tal o cual cosa suceda todo estará “en su lugar”.
Vivimos con la ilusión de que allá, en el futuro, existe una vida sin nada de qué preocuparse.
Queremos escapar del caos.
Pero es imposible.
Entonces tenemos 2 opciones:
1. Frustrarnos intentando lograr un orden absoluto en nuestra vida
2. Regocijarnos en el caos
La primera opción ya le he intentado y no he me dado resultados.
La segunda me parece más sabia.
¿Cómo sería la vida si en lugar de pelearnos con el caos, lo abrazamos?
¿Qué pasaría si aceptamos la inestabilidad como algo natural?
¿Qué tal si nos metemos a bañar al mar de la incertidumbre?
Quizá dejaríamos de ver la vida como una cadena de tareas por terminar y empezaríamos a disfrutar cada reto con curiosidad, atención y gratitud.
Aceptar el caos NO significa pasividad.
Podemos dar lo mejor de nosotros
Podemos actuar para que el mundo sea un mejor lugar para vivir
Podemos esforzarnos por ser mejores personas
Podemos simplificar para centrarnos en lo importante
Pero no podemos eliminar el caos.
Lo único que podemos hacer es rendirnos ante él.
Y en el mejor de los casos encontrarle sabor y disfrutarlo como un ingrediente más de nuestra existencia.
Disfrutar el caos es disfrutar la vida en su más pura esencia.
¿Qué tal si nos metemos a bañar al mar de la incertidumbre?
que pregunta tan genial me gusto mucho leer esto
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