Hace unos días experimenté un fracaso.
Algo que quería que sucediera (y por lo cual que trabajé) no sucedió como esperaba.
La experiencia fue desalentadora, pero pude superarla sanamente gracias a algo que puse en práctica y que quiero compartir en este post.
No sé si funcione en todos los casos, pero a mí me sirvió mucho.
Lo que normalmente hacemos
Lo que acostumbramos a hacer cuando fracasamos es:
– Pensar en todo lo que hicimos mal
– Creer que en el futuro seguiremos fracasando
– Buscar excusas y/o culpables
– Evitar el malestar distrayéndonos con otra cosa
– Olvidarlo y seguir adelante (creyendo que esto “tener agallas”)
Estas reacciones no suelen ser saludables, pues tarde o temprano nos hacen sentir peor.
La opción contemplar el fracaso
Lo que hice y que quizás te gustaría probar cuando sufras un fracaso o algo similar, es lo siguiente:
1. Tómate un momento para lidiar con la experiencia
Es común tratar de seguir con nuestra vida sin hacer una pausa para enfrentar conscientemente lo sucedido. Trata de encontrar unos minutos para trabajar en esto exclusivamente. Te recomiendo sentarte o acostarte unos minutos en silencio.
2. Siente el fracaso
Trata de observar cómo se siente el fracaso físicamente. Normalmente las emociones se manifiestan en el cuerpo. Descubre si puedes sentir algo en tu estómago, en tu pecho, en tus hombros, en tu garganta o en tu rostro. No analices nada, dedícate únicamente a sentir. Dale la bienvenida a cualquier sensación. Si no experimentas nada en especial, no importa; simplemente date cuenta de que no sientes nada.
3. Observa los pensamientos sólo como pensamientos
Cuando algo sale mal, es común que nuestra mente nos abrume con pensamientos como: debí hacer las cosas diferente, seguro volveré a fracasar, ¿qué van a pensar de mí?, etc. Intenta notar cuando estos pensamientos lleguen a tu cabeza, pero sin enrollarte con ellos. Date cuenta que son sólo pensamientos, ideas, confabulaciones de tu mente. Nada de eso es totalmente cierto.
4. No te identifiques con el fracaso
No es lo mismo decir «soy un fracasado» que «mi proyecto fracasó». En la primera frase estás identificándote con el fracaso y en la segunda estás aceptando que hubo un fracaso, pero no lo estás relacionando totalmente contigo. Intenta ver la situación como algo externo a ti. Esto no significa que no debas hacerte responsable de tu fracaso, sino que puedes enfrentarlo sin sentirte en ruinas.
5. Llévate un aprendizaje
Todos los fracasos tienen algo que enseñarnos, pero no siempre tenemos la capacidad de verlo. Ahora que ya has aceptado y sentido tu fracaso sin identificarte con él, intenta ver qué lección puedes aprender. ¿Hay algo que debes hacer diferente? ¿Hay algo que debes mejorar? ¿Debes tomar otra dirección? Agradece cualquier aprendizaje que puedas obtener.
Un comentario extra
Esto es un tema aparte, pero vale la pena comentarlo:
El fracaso es algo de lo que normalmente no se habla en primera persona. Nos da pena hablar de nuestros fracasos porque lo vemos como algo vergonzoso. Sin embargo, creo que es importante reconocer que todos fracasamos y esto no sólo no es malo, sino que es NECESARIO para crecer.
Si no es estás fallando un montón, quiere decir que no estás intentando nada nuevo.