Si nuestro presidente, su gabinete y todos los políticos mexicanos fueran minimalistas, tal vez tendríamos un mejor gobierno en nuestro país.
Sé que esta afirmación es exagerada y hasta un poco chusca, pero creo que tengo un punto.
Para explicarlo, primero debo aclarar dos cosas:
1. Cuando hablo de minimalismo, no me refiero únicamente a tener una casa con pocas pertenencias. Sino a una forma de vivir y de pensar que consiste en entender que la realización personal no está en el dinero, ni en la acumulación de bienes materiales.
2. Mi hipótesis se apoya en la creencia de que el problema principal del gobierno mexicano es la corrupción.
Habiendo aclarado esto, considero válido creer que si tuviéramos un gobierno integrado por personas que han aprendido a vivir satisfechas con lo suficiente y que por ende, no están empeñadas en buscar más y más riqueza, tendríamos un gobierno más noble, más generoso y más enfocado encontrar satisfacción y significado en realizar un trabajo tan bello como ayudar a tu propio país a convertirse en un mejor lugar para vivir.
Entonces, si Peña fuera minimalista:
1. Se bajaría el sueldo, pues se daría cuenta que no se necesita tanto para vivir feliz. ¿Para qué quiero más dinero? – diría Enrique
2. Se mudaría a una casa pequeña y convertiría Los Pinos en una casa hogar o en lo que él considere más adecuado.
3. En su clóset sólo guardaría unos cuantos trajes, camisas blancas, sus corbatas favoritas y algo de ropa cómoda. Nada de excesos.
4. Tendría una mente ordenada y tranquila que le permitiría tomar mejores decisiones en su trabajo (y por ende para nuestro país)
5. Inspiraría a su gabinete y a todo el país, a vivir un estilo de vida sencillo. pero lleno de paz y satisfacción.
Sé que es un sueño guajiro. Pero también tengo fe en que, si todos empezamos a hacer un cambio de mentalidad y empezamos a notar las cosas buenas que tenemos y dejamos de enfocarnos en consumir, acumular y tener más, poco a poco podemos empezar un movimiento que, quizás algún día llegue a impactar a nuestros gobernantes.
Claro, hay que exigir, hay que denunciar, hay que ponernos de pie y alzar la voz (a México le urge) Pero también podemos comenzar a hacer cambios nosotros mismos.